miércoles, 30 de noviembre de 2005

Ver toros da

[publicado originalmente en Acta Semanal. Nov. 27, 2005]


Salí este domingo de la Plaza México con una pregunta ¿seguirá la afición esperando a I. Garibay? Son ya varias tardes en que al terminar la corrida decimos: Nacho muy bien, pero. Nacho entregado, pundonoroso, torero, pero. La afición, el tendido que cree en él, sabe que no ha toreado, que hay que darle tiempo. Sin embargo, pienso que la respuesta a este incertidumbre, no es nuestra sino del torero. Que las salidas al tercio se vuelvan esporádicas, o imperantes cuando no haya toro. Las ovaciones en el tercio, no le van a dar más tardes. Es mérito y seguro redituable que Garibay se haya metido al campo español por varios meses, pero ahora, debe pensar en que este pequeño retiro de los ruedos debe recupéralo. Ojala que Nacho no nos deje esperando.


¿Qué son las ovaciones en el tercio?

La manera en que se reconoce o juzga la labor de un torero en orden ascendente es: con una salida al tercio, vuelta al ruedo, el corte de una oreja, dos orejas y dos orejas y rabo. Por su parte, también el torero puede ser abucheado, escuchar división de opiniones, o el silencio.


Este domingo también me ha decepcionado un poco Sebastián Castella. Mendigar, no que le perdonaran la vida a “Palomito” (el toro que regaló), sino que le perdonaran a él, tenerlo que matar, no es de toreros, no es de hombres. El matador es un joven que vió un espacio para colarse hacia lo facilote, y como chiquillo ha pensado poco. Vamos por partes.

El encierro del arquitecto Javier Sordo, quien por cierto dio nombres a sus toros en honor al compositor zacatecano Tomás Mendez, estuvo bien presentado. Bonitos varios de los ejemplares. Justos de fuerza. Si bien algunos nobles, de embestidas largas y emotivos, no lo suficientemente bravos. Otros más bien sosos. Así al octavo de la tarde, y segundo de regalo, le dieron un puyazo casi simbólico. El toro tampoco dio pelea en el caballo.

¿Qué es esto del puyazo y la pelea en el caballo?

La lidia de cada toro se divide en tres tercios. El primero es el de varas, donde además el torero hace uso de un capote para parar al toro cuando sale al ruedo. El capote es una especie de capa muy amplia, que sirve también para adornarse con diversas suertes o quites. En este tercio, el toro es acercado a un caballo, montado por el picador. Se le llama así justamente, pues es este jinete, quien con una puya, que asemeja una lanza, picará al toro en el morrillo. Es un momento muy importante para la lidia, puesto que el toro bravo, ante el castigo pelea con el caballo (los caballos son cubiertos con petos, para evitar que reciban cornadas, como ocurría antaño). Así mismo, el puyazo, ayuda al toro a que no se congestione durante el resto de la lidia, y pueda morir de un infarto, por ejemplo.

El segundo tercio es el de banderillas. Regularmente son colocadas, por los subalternos. Aquellos toreros que no tienen la jerarquía de matadores o novilleros, y cuya función es ayudar en la lidia. Sin embargo, algunos matadores de toros, gustan de colocar banderillas, como es el caso de uno de los alternantes del pasado domingo: José Luis Angelino

El último tercio es el de muerte, también llamado de muleta. La muleta es el avío utilizado por el torero en esta fase final de la lidia. Ésta tiene la forma de un medio círculo. El torero la toma por el estaquillador, que es un palo de madera especial, sujetado con un arnés. Durante este terció se desarrolla la faena. El torero, utiliza la muleta como un engaño. El toro, entonces buscará alcanzarla siempre, es ésta la que en cierto sentido lo provoca. Pero aquí apenas comienza la labor del diestro (sinónimo de torero, pues siempre matan a los toros, finalidad última, con la mano derecha).

Castella, no anda bien con la espada, Le cuesta matar a los toros. “Palomito” fue el mejor toro de la tarde. Emotivo, con calidad en la embestida, pero que al final de la faena se quedaba ya corto. Un toro noble, pero no bravo, y ese no es un toro de indulto. La afición también quería perdonar a Castella el no poder –transitoriamente creemos-, matar a los toros. Poco entendida o urgida de una sobada, quería el camino fácil. Ya no recordaban que habían aplaudido al picador por haber sólo hecho el trámite del tercio de varas. Ni el torero, ni el tendido querían pasar el trago amargo de la suerte suprema malograda. Castella, volteó continuamente al palco del juez de plaza para solicitar más bien, que le perdonara el tener que entrar a matar a ese toro. Miguel Cardona ante cada petición, negaba esa concesión (¡Bien señor juez!). Un Torero no hace esto. Un torero como un hombre enfrenta sus límites y busca superarlos. No busca vender barato sus incapacidades. Alé (no allez) Sebastián, que usté es un Torero.

Al final el juez ordenó vuelta al ruedo a los restos de “Pälomito”. En lo particular, me pareció incluso exagerada. Considero aún que lo justo era otorgarle los honores del arrastre lento. Sebastián Castella, cortó una oreja, que de haberlo matado bien (poco probable) pudieron haber sido dos.


¿Qué es esto de la vuelta al ruedo o el arrastre lento?

Al igual que a los toreros, los toros también son premiados por su desempeño. Es más, por sus cualidades innatas. Así cuándo un toro es verdaderamente bravo y se muestra como tal, y además reúne nobleza se pueden cumplir las máximas de un toro de lidia. Resulta, entonces en un burel emotivo, de embestidas o recorrido largo, que humilla (condición de meter muy abajo la cabeza cada que persigue al engaño), que acude siempre, que se crece ante el castigo, por ejemplo, es premiado. Oficialmente los reconocimientos al toro pueden ser: arrastre lento y vuelta al ruedo cuando sus despojos son retirados del ruedo por un tranco de mulas o caballos percherones, y el indulto. Se perdona la vida a un toro ejemplar, y que como tal, para el beneficio de la fiesta debe prevalecer como pie de cría. Por ello, debe ser un astado mucho más que sobresaliente. En caso de no alcanzar cualquiera de estos tres honores, en el arrastre puede ser aplaudido por el cotarro. Asimismo, un mal toro puede ser abucheado, o recibir la indiferencia de los asistentes, si al ser llevado por las mulillas no escucha ni palmas ni protestas.

José Luis Angelino es un torero. No se fía únicamente de sus cualidades, o de su gusto y tendencia por el toreo de arte. Se arrima también. Se planta en el ruedo con responsabilidad. Entrega su afición. Es sin coba, -si así se interpretara. El joven hijo del subalterno Joaquín Angelino “El pulques” nos regaló espectaculares tercios de banderillas. No a toro pasado Se asoma al balcón. Alegre y variado, gracias a ¿Dios o a “El pulques”?

Ante su segundo. El tercio de banderillas. El torero parado en el estribo de la barrera, dando la espalda al burel. De poder a poder, clavar en la cara del toro, y salir andando. Olé. El último par: hacia los adentros. el astado apenas en el tercio, cerca de la querencia, de toriles. No lo va a hacer. Venga. Olé. No fue el más lucido, pero si valiente y torero. Olé torero.


¿Qué son los adentros y el astado apenas en el tercio y toriles?

El ruedo, se divide en tres zonas. Tablas, el tercio y los medios. Tablas, se refiere al espacio entre la barrera (el parapeto que limita el ruedo) y el primer círculo concéntrico que se pinta sobre el ruedo. El tercio es apenas el espacio que ocupan los círculos concéntricos, y los medios la parte central del ruedo.

Cuando se utiliza la expresión los adentros o las afueras, se habla de la dirección hacia donde caminan toro y torero y la salida que tendrán. Es decir, si el torero va de los medios a la barrera, se dice que va hacia los adentros. Por lo tanto, el toro saldrá o terminará su viaje con dirección a la barrera y el torero hacia los medios. En caso contrario, si el torero va de la barrera hacia los medios, la suerte será hacia las afueras, y el toro saldrá hacia las tablas y el diestro a los medios.

Siempre es más peligroso realizar cualquier suerte hacia los adentros, puesto que el torero se encontrará entre la barrera y el toro, lo que hace que tenga menores facilidades de salir.

Los toriles es el área por donde salen los toros al ruedo, y por lo tanto su querencia natural.

Si bien, creo, y puedo creer mal, no debió retrasarle la muleta sino dejársela en la cara, sobre todo a este mismo ejemplar, y darle más distancia o dejarlo reposar entre cada tanda, ha resuelto. Torero encastado. Y por si fuera poco, el muchacho sí sabe matar a los toros. Ha ejecutado dos estoconazos ante los dos ejemplares de su lote. ¿Qué más se le puede a un matador joven? Variedad y verdad con capote y muleta, Dueño del tercio de banderillas. Entrega y valor. José Luis Angelino es vergüenza torera

Sin falsa modestia. Ver toros da.

No hay comentarios.: