viernes, 3 de junio de 2016

También en silencio

[publicado originalmente en Opinionytoros.com / (San Isidro 2016)]

Madrid, España; 3 de junio de 2016.

Querido y admirado amigo y maestro,

Han pasado ya varias horas desde que usted ‘se fue’. Un día, casi. 

Ha sido una jornada intensa. Usted sabía, quizá desde que El Pana se fue gestando, que así sería. Unas cuántas décadas después, en este 2016, la noticia habrá tardado unos cuantos minutos en dar la primera vuelta al mundo. Para estas horas, ha dado miles, y en estos recorridos, como en las vueltas al ruedo que ha dado el torero, la afición se ha volcado con El Brujo de Apizaco.

Ni Rodolfo, ni El Pana eran de faisbu, ni tuiter, ni de jomail; sin embargo usted sabía que ahí, el torero tenía un lugar. Estos días, -hoy por supuesto-, estos espacios y los medios de comunicación se han llenado de pensamientos y palabras para usted. Todos hemos querido decirle algo, recordarlo, inmortalizarlo. Pero también, algunos, hemos querido guardar silencio; otra manera de expresarle que lo llevamos en la mente y el corazón. Un poco de silencio, en respeto ya a su memoria, se ha brindado hoy en Las Ventas.  

Como también sabe, hace casi un mes, el primer día de la feria, unos cuantos después del fatal percance, alguno, aquí, se acordó de usted. En Voz Alta, pronunció un ¡Viva El Pana! La parroquia le tributó una gran ovación, que habría de llegar hasta Torreón.

Desde la barrera, como en las tardes que toreaba, hemos querido estar cerca de usted estos días; hacerle saber y sentir que estábamos cual fieles parroquianos de El Pana y, como amigos suyos también. Ahora, estoy aquí escribiéndole, en este espacio, abierto para una mexicana en San Isidro, para contarle del tributo que hoy se la entregado en Madrid. 

No nos sabe a mucho luego de la tenacidad de venir acá los últimos años y pasar casi la mitad de estos, tan lejos de la comodidad, para buscar, quizá, su último sueño como torero. Si yo, y muchos de los que le admiramos y apreciamos nos hacía ilusión el que pudiera confirmar en la catedral, seguramente nosotros apenas logramos imaginar su fe, su esperanza, su valentía, su  fuerza, sus deseos para conseguirlo. 

Maestro, El Pana no se ha ido con las manos vacías; estoy segura que lo sabe. Yo, solo quiero contárselo porque lo viví; usted ya está mucho más allá de esta vida. Usted ha estado presente en esta plaza. Un paseíllo en la Feria de San Isidro se ha detenido, de alguna manera como ocurría cuando usted partía plaza, en señal de duelo. Eso, a pesar del pesar, ha sido lo único trascendente de hoy. Hubo otros silencios, silencios de nada. Este, del que le hablo, fue un silencio para honrar a un torero. Un silencio para la leyenda de El Pana.

A los grandes emporios taurinos, que usted bien conoció y sobradamente padeció, estas cosas no les harán mucha mella.  A otros, creo ahora, nos dolerá siempre no ver llegar a El Pana a Las Ventas en una calesa, o una limusina, o en el metro, vestido de torero, ni hacer el paseo de cuadrillas con el paso arrastradito y fumándose un puro. Hoy intenté imaginarlo, pero la verdad es que, a pesar de saber prácticamente desde aquel 1 de mayo que nos quedaba un nunca más, ha sido hasta hoy, con otros delante de los toros, que he podido mirar ese hueco completamente vacío. 

Descanse en paz muy admirado maestro; mientras, aquí, intentaremos ser aprendices del legado y la leyenda de un Brujo . No le negaré que dejaremos escapar algunas lágrimas por la pérdida de un querido y gran ser humano. También, me queda la dicha sin medida, de haberlo conocido. 

¡Hasta siempre viejo precioso! Para siempre.


nadlleli