jueves, 26 de enero de 2006

Verdades y medias verdades; por no decir mentiras

[publicado originalmente en Acta Semanal, Enero 25, 2006].

LA TORICANTANA
Verdades y medias verdades; por no decir mentiras


Un artificio

En un artificio, se convierten las faenas de Eulalio López “Zotoluco” Viene el torero con todo lo poderoso y mandón que puede ser. Además, consigue llegar al tendido con arte, con verdad. Está ahí gustándose con su muleta. Con su lienzo rojo engaña a un cornúpeta de media tonelada. Se para en los medios de la monumental. Una chicuelina. El lance de Manuel Jiménez “Chicuelo”. Otra y otra. Dos mas y el Manguerazo de Villalta. El capote al hombro. Olé. Naturales de figura erguida. Pero. Llega el pero. Vuelve “El Zotoluco” del toreo despegado, de tanditas apresuradas. Regresa al camino desgarbado. Al buen aficionado le queda un gesto de incomprensión, un sabor de amargo fermentado, o ágrio, o desapacible. O hiriente.


Ramitos Gutiérritos

Y se levanta ramitos con su manga toda floja. Quizá olvidó abotonar el puño de su camisa. ¿Será que también es mago, y quiso hacer el truco aquel, en el que un sinnúmero de pañuelos salen del vuelillo de su túnica?

¡Ah! Y además ordena tocar el clarín y extender la lona que reza “Lento”.


La verónica, y el toreo de aquí hasta allá

La verónica. Las verónicas. El lance fundamental del toreo. En el toreo antiguo se realizaba de frente al toro. En el toreo moderno se hace de costado. Se larga. Se alarga desde brazos extendidos al frente, a la altura del pecho, hasta bajar una mano a la pelvis y la otra, la que despide al toro, echarla detrás de la espalda.

Y la verónica, y los pies plantados, juntos. Y el valor sereno. Dedicado a torear y no alardear (parece que ladrara ¿verdad?), del valor que por supuesto todos los toreros tienen. Y pensar en la cara del toro. Y la distancia adecuada. Y el tiempo necesario. Y calma. Y citar, templar y mandar. Y poderío. Y elegancia. Y escalofrío. E imaginación.

El maestro Cesar Rincón.


Del prólogo ecuestre y el encierro

Rodrigo Santos. Güerito de ojo azúl. Potosino. Descendiente de caciques potosinos. Rodrigo Santos empobreció el rejoneo, el toreo a caballo, y el arte de lidiar reses bravas. Redujo la variedad de suertes a una sola.: “La Santina”, creación de su tío, Gastón Santos. Por lo menos la mitad de su actuación no intento otra cosa.

El encierro de Bernaldo de Quirós, propiedad de Javier Bernaldo, matador de toros en el retiro, dejó que desear. El tercero de la tarde protestado por su presencia, o impresencia debiera tal vez decirse. De fuerza y raza muy justa. Resaltó el cuarto (tercero de lidia ordinaria), por la clase y calidad de sus embestidas.

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