lunes, 16 de mayo de 2005

Lo del Cesar y lo de Dios juntos

El pasado domingo entrevisté a los señores Dick Acha y Carlos Quintana, quienes a mi juicio conjuntan cuatro calificativos con únicamente dos palabras: empresarios y taurinos, taurinos y empresarios, empresarios taurinos, taurinos empresarios.

Esta entrevista, tuvo la intención de llevar al video documental: La fiesta brava: una tarde de toros, la opinión-perspectiva, del que decide ofrecer y arriesgarse a dar tardes de toros. Encontré así a dos hombres que enuncian, y por tanto, creo, actúan poniendo a la par el negocio y el amor al toro. No son dos tipos, que se consideran mesías de esta fiesta que está en decadencia y todo aquello que se dice al respecto. No son dos tipos enamorados del toro, cuyo espíritu es el único que los alienta a invertir tiempo y por supuesto dinero, en sacar toreros, dar de comer a los aficionados y ensalzar la fiesta. Son dos tipos que igual toman el compromiso con el patrocinador, que con la tarde. Son dos tipos, que salen contentos porque se van a casa con dinero y porque hay un torero. Son dos tipos que lo mismo les preocupa la imagen del patrocinador que el toro con trapío.

Sons dos tipos que conjuntan lo del Dios y lo del Cesar en una frase igualmente comercial que taurina: Nuestra ventaja competitiva: el toro, toro.

¿No que no se podía? ¿No que había que dar peso a uno a otro? ¿No que o se llevaba de comer a casa o se vivía con el orgullo de la esencia de la profesión? Los Señores Dick y Quintana no son perfectos y sus semejanzas (son genios) pero intentan y les sale bien.

Olé.

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