miércoles, 16 de abril de 2008

:extorsión:

Ayer extorsionaron a alguien. A alguien querido. Yo estaba ahí.

Por teléfono, esos malditos celulares. Su pinche timbrar que se asemeja a un chicotazo: ¡CONTESTA!

Llegué ahí, cuándo él decía algo como "te doy mi palabra -la de verdad-, que ahorita voy al cajero y saco todo lo que tengo." ¡Maldita sea!

Lo estaban extorsionando y yo lo sabía.

El tiempo, como en estos casos, corrió más rápido de lo normal. Se levantó y decía: "Si, ya estoy saliendo, ahorita saco mi coche y salgo." Sólo nos hizo señas de que guardaramos silencio y que nos metieramos.

¡Era una extorsión, no había duda!

Y yo, y nosotros lo sabíamos. Tratamos de seguirlo, pero fue imposible, ya. Lo estaban extorsionando, lo sabía, lo sabíamos y como el más incapaz, el más sin talento, el más idiota, el más estúpido no supimos qué hacer.

Lo extorsionaron.

Horas más tarde regresó, y sólo me dijo: "Niña, luego les cuento. ¡Qué tragedia!"

Hoy, ya conocidos los detalles de los hechos dijo "es que cayó redondito".

Pero yo, no hice nada para evitar que cayera. Lo repito. No lo olvido. Me persigue.

Extorsión: esa palabra: que ya conozco, y que en ese momento yo la sentía. Ahora la se.

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